De temporada

En la pared junto a mi escritorio tengo un calendario de productos de temporada que me dio Angélica de Crica y le agradezco en el alma.

Los que vivimos rodeados de campo tenemos una especie de instinto que nos hace pensar en cada producto en relación con la fecha del año que transcurre. Es como si se activara una alarma. De repente, surge un “…ya habrán salido los primeros espárragos, ¿no?”, o, “…este año un par de tormentas más en agosto y para fin de septiembre salimos a por setas”.

Granizadas, heladas y sequías marcan cada temporada

LA METEOROLOGÍA MANDA

En Castilla y León los extremos son la media, ¡qué le vamos a hacer!

El invierno es duro, el verano es duro, la primavera efímera y el otoño más.

Las plantas se adaptan como pueden, y los castellanos echamos de menos los fríos, las nieblas y bochornos como si fueran tan esenciales para la vida como respirar.

En cualquier parte, unos meses de sequía o una temporada de lluvia inesperada implica un efecto inmediato en la cosecha. En Castilla y León esto puede hacer que se pase de cien a cero. Es parte de la vida. De nuestra vida.

Tener principios, honestidad

HONESTIDAD

Lo que deriva de las producciones de temporada es la garantía respecto a su autenticidad. La miel se recoge entre primavera y otoño, pero no en invierno. Es imposible. Si aparecen nuevas producciones en diciembre o enero, malo.

La implicación en la disponibilidad es directa. Los pequeños productores ofrecen lo que tienen cuando lo tienen. Las legumbres ecológicas se agotan para venta un par de meses después de envasado, y esto es fabuloso porque asegura que son de la cosecha del año, su calidad es alta, y la demanda también.

Tomates «de fábrica» en Diciembre

LA TERCERA PATA

Cada vez estamos más mal-acostumbrados a tener en las estanterías de los supermercados todos los productos y durante todo el año. Esto tiene dos consecuencias clarísimas, una por la huella de carbono y la otra por la calidad del producto.

Un tomate de febrero puede ser rojo brillante, de piel perfecta, forma absolutamente esférica, pero muy probablemente será poco más que incomible. Por otro lado, para que tengamos satisfecho el empeño de comprarlo, la cadena alimentaria romperá indefectiblemente su lógica de sostenibilidad esencial. Tendremos que importarlos de Marruecos o algún otro lugar más alejado. Miles de kilómetros de transporte; inasumible. El capricho sale caro al planeta.

De temporada o en conserva. Siempre lo mejor.

LA CUARTA PATA

Ser respetuoso con los ciclos naturales también le da a la vida la emoción de los reencuentros. Una sandía en verano después de nueve meses sin catarla sabe espectacular.

Para lo demás, y siempre que se pueda, afortunadamente contamos con la tecnología del siglo XXI, conservas que mantienen a la perfección las características esenciales de productos de temporada. Espárragos, alcachofas, frutas deshidratadas, salsas de chiles, lo mejor de lo mejor, y en óptimas condiciones de consumo. Las temporadas pasan y sus productos con ellas. Empecinarse en lo contrario es tirar piedras al propio tejado.

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