La experiencia

Origen.

Ayer me decía mi prima que los hijos caemos en la cuenta de lo que dicen nuestros padres cuando ya lo somos. Nunca más cierto.

La experiencia es eso que cuando no se tiene se presume de ello, que se atesora a la fuerza, se entrega sin dudar, cuando se tiene se desprecia y cuando se pierde se añora.

Yo.

Con más de cincuenta llevo un adolescente en la cabeza para muchas cosas. No dejo de ver las posibilidades frente a la realidad, y también tengo muy presente lo que pasó en aquellos años. Mantengo un conflicto recurrente entre la permisividad y el poso de los golpes bien y mal curados.

La experiencia es inmisericorde.

Me encanta ver, no lo niego, cómo mis más profundas predicciones se cumplen como si se tratara de un guión escrito. Me encanta. El rango abarca desde simplezas de cada momento a las razones más elaboradas en la estructura de las ideas.

Experiencia. Debe ser eso.

Con el tiempo.

Cambia la forma en que miramos a los padres. Son todo, ídolos, un fraude, el apoyo y la base, en una secuencia resumida que alternamos con la que tienen nuestros propios vástagos de nosotros mismos.

Necesidad, admiración, decepción, seguridad, y estabilidad, desacompasadas sobre nuestros propios progenitores con las que nuestros hijos sienten.

Lo bueno de carecer de experiencia es que no hay puerta cerrada ni obstáculo insalvable. Lo bueno de tenerla es que las puertas y obstáculos se vuelven misterios resueltos.

Cada reto es un pulso a la experiencia.

El vértigo de enfrentar retos cada vez libera menos adrenalina, y la pérfida experiencia es la culpable, pero lanzarse al vacío de lo desconocido nos devuelve a la adolescencia, siempre a tiempos remotos. La experiencia propia es inigualable, a veces ineficiente, pero imprescindible.

Llegando aquí, con esta perorata que parece no tener pies ni cabeza ni fin, me ciño al asunto y acabo. Hora era.

El asunto.

Cuando el vaivén de los días nos va entregando su poso, volvemos los ojos a los que ya nos entregaron sus cuitas en píldoras más o menos dulces o amargas. Entonces no nos queda sino reconocer que lo que nos decían tenía sentido. Todo el sentido. El valor de la experiencia.

El entusiasmo contenido por el buen consejo.

“La experiencia es algo que no consigues justo hasta después de necesitarla”. Sir Lawrence Olivier.

“Cuando un hombre se da cuenta de que su padre tal vez tenía razón, normalmente tiene un hijo que cree que se está equivocando”. C. Wadsworth.

“La experiencia es un maestro feroz, pero está claro que te hace aprender”. C.S.Lewis.

“La única fuente del conocimiento es la experiencia”. A. Einstein.

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