La Avusfilia o el Sentido Común

De los romanos heredamos la raíz de la palabra ABUELA (avia) y ABUELO (avus o aviolus) al castellano.

AVUS, además, sirve tanto para ella como para él. Filia, ya sabemos, simpatía por algo.

Si rascamos un poco, nos daremos cuenta también de lo peyorativo del término, desde ATÁVICO como costumbre ancestral, al verbo ABOLIR (yo abuelo) que deja bien claro el rechazo a lo proveniente de nuestros mayores.

Y ya por fin parece que 20 siglos más tarde del sacro imperio nos va llegando el sentido común.

El agua fresca, el paso firme, la cabeza protegida.

AVUSFILIA

El aprecio a los abuelos, el culto a su figura y el amor hacia ellos no es novedad, es cierto.

Aunque depende de culturas, en general todos ponemos a nuestros mayores como ejemplo.

Siguiendo este acierto y después de un largo tiempo de ignorancia, las costumbres y usos que nos han legado vuelven a estar en nuestra vida. Cada vez más en su esplendor.

Apreciar su know-how, que diríamos en términos de empresa, está afortunadamente creando una renacida cultura. Como lo hacía mi abuela. Recuperamos los valores e indagamos en la esencia y lógica de su forma de actuar.

Viñedo en libre competencia con la cubierta vegetal.

CON EL MEDIO AMBIENTE

Ejemplar por encima de todo es el modo en que nuestros antepasados cercanos trataron la Tierra en particular y la Naturaleza en general.

Dejar que las plantas compitan armónicamente por el sustento, permitir que el pasto crezca y se aproveche a su ser por el ganado, o convivir con los insectos en lugar de eliminarlos sin más.

Lecciones que estamos volviendo a entender. Estar a favor del medio ambiente es la forma de vivir tan elemental que vence por su peso. ¿Acaso puedes posicionarte de otro modo?

Come mejores alimentos, la cantidad necesaria y dale más de un uso a lo que compras.

MEJOR, MENOS Y USAR MAS TIEMPO

Tres premisas que deberíamos tener en nuestra cabecera.

Mejor vida, más sana, con alimentos de mayor calidad. Básico, aunque elegir entre lo malo y lo bueno no siempre es sencillo. Los disfraces de la publicidad deshonesta son muy llamativos. Nuestros abuelos no sufrían de esa pandemia.

Menos cantidad, racionalidad en cada paso. Es el tiempo del equilibrio. Si la falta es un problema, el exceso es una catástrofe. Mi abuelo hacía suyo el dicho “desayuna como un rey, come como un príncipe, cena como un mendigo”; beneficio para tu salud. Come (y bebe) según lo que vayas necesitando.

Usar más tiempo es el colmo de la innovación (modo irónico on). Reutilizar, reparar, recuperar, todo esto que ponemos en forma de R es algo que muchos no conocen, otros no aprecian y por lo que nosotros postulamos. No somos capaces de encontrar ejemplos del usar y tirar más atrás del siglo XX. Torpes estamos siendo.

Disfruta de tu alimentación, con todos tus sentidos.

SLOW FOOD

Antes de pasarnos de frenada, que también puede suceder, conviene darle tiempo al hecho en sí. Comer no es solo satisfacer una necesidad, que lo es, sino también disfrutarla.

Paladear, degustar, disfrutar con el olor, la vista o la textura es tan grato que merece un puesto entre nuestras prioridades. Dar a alimentarse el tiempo que requiere para que supere la barrera primaria esencial y nos aporte satisfacción, esto es. Alimento para los sentidos.

Comer despacio, conscientes de lo simple y a un tiempo trascendental del hecho. Las prisas son un mal moderno que tampoco padecían los padres de nuestros padres.

Carne procesada en laboratorio.

CON LA ALIMENTACION

Ahora que estamos pensando cómo afrontar la alimentación para 10000 millones de personas de aquí en 30 años, tal vez es el momento de echar un vistazo hacia atrás, desaprender y tomar los consejos de nuestros abuelos.

Carne de laboratorio o proteínas concentradas industriales parecen la solución evidente para una superpoblación que atisbamos con recelo.

Mientras, culpamos a las vacas de llenar de metano y CO2 nuestra atmósfera cada vez menos respirable. Y yo digo, ¿alguno ha visto cómo se han limpiado en la primavera de 2020 los cielos más contaminados después de un cortísimo periodo de baja actividad? ¿acaso en ese tiempo hemos dejado de comer o eliminado óvidos o bóvidos? ¿es que no sabemos qué buen almacén de CO2 son las praderas de pasto, por ejemplo?

De nuevo, todo esto ya lo sabían desde hace siglos. El equilibrio no se logra con cambios radicales apresurados basados en premisas sin sustento. Más bien es fruto de entender las consecuencias de lo que hacemos.

Esto que ahora llamamos RSC y nuestros abuelos siempre llamaron SENTIDO COMÚN.

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